domingo, 25 de diciembre de 2011

Un año de senderismo - 2.011

Y otro año más que ya termina, otro año lleno de experiencias en el campo y la montaña del que al igual que ya hice en diciembre del año pasado me dispongo a relatar una crónica general. Lo reconozco, este año he estado de lo más vago y solo he publicado un par de artículos en este blog, un número insólitamente bajo aunque en consonancia con la evolución de los últimos tres años. No solamente he escrito este año menos que nunca sino que también por primera vez he invertido la tendencia que tenía desde que comencé en estas actividades de ir a más.

Son más de tres mil fotografías menos, y menos salidas a la montaña, menos viajes, y también quizás algo menos de ilusión y ganas, lo reconozco. Es natural ya que de todo se cansa uno y el senderismo y las excursiones montañeras requieren su tiempo y su esfuerzo, y no siempre uno tiene la sensación de que vale la pena. Cuando comenzó este año me dije que haría menos, que sería más selectivo, que daría prioridad a otras actividades… y de hecho en la primera mitad del año así fue. He renunciado voluntariamente a no menos de cinco viajes con el grupo senderista, y sin motivo, simplemente porque si, porque me apetecía tener más tiempo para otras cosas.

Tengo que decir que el balance no ha sido positivo, y que al final a la vuelta del verano he vuelto a retomar los viajes y las actividades si bien no con más ganas que nunca, al menos casi con la ilusión de hace años… nadie dirá viendo mis fotografías del Pirineo Navarro o de Tenerife que he “pisado el freno” pero lo cierto es que así ha sido, Vall del Laguar, Cabo de Gata, Vado de Tus, Riopar, Paterna del Madera… viajes que he dejado pasar, y la verdad es que sin la sensación de perderme nada, y es que uno debe estar allá donde le apetece estar y punto. Sin embargo tras mi paso por el Pirineo Navarro volvió a picarme el “gusanillo” de la montaña y el senderismo y volví a retomar estas actividades al ritmo de siempre… osease, no perderme una. Aquí pues tenéis la crónica de cuatro viajes y una prueba deportiva sobre la que no he escrito nada y que me gustaría dejar reflejada en este blog.

Me hubiera gustado poder decir que este año me he vuelto a superar, pero eso lo dejo para el año siguiente, para este próximo 2.012 que para mí abre una etapa nueva y donde, siempre si la salud me lo permite, voy a ir “a por todas”… ya veremos en que queda esta declaración de intenciones :-).


FEBRERO – Regreso a Xorret del Catí.

Es una sensación diferente la que se obtiene cuando vuelves a un lugar donde ya has estado, en la primera ocasión todo es nuevo, el hotel, las montañas, las rutas. En el regreso se pierde casi toda esa sensación de novedad, ese impacto que te causaron aquellos paisajes, las formaciones rocosas, la impresión de aquella subida a aquella montaña… tenía todavía muy fresca en mi memoria la ruta que a comienzos de 2.009 hicimos a Xorret del Catí, aquella esforzada subida al Maigmó, la impresión que daba ver el Collado de L’Exau por primera vez, aquella cumbre azotada por el viento que impidió que muchos nos hiciésemos la foto en el vértice geodésico… por no mencionar aquella épica ruta que vivimos los que nos atrevimos a crestear por la Sierra del Fraile en medio de aquel vendaval de viento. En comparación el viaje de este 2.011 resultó soso y poco movido… ¿pero hasta que punto?. No hay en esta vida ganancia que no lleve en sí misma algo de pérdida, y también al revés. De modo que este viaje de Xorret del Catí que es inevitable comparar con el de dos años antes tuvo como contrapartida con aquel otro el que ambas rutas pude disfrutarlas mucho más… hice cumbre en el Maigmó y realicé la dura y esforzada ruta de la Sierra del Fraile, sin viento aunque con un momento de baja forma, un par de años más viejo y algún kilo de más en la panza :-).

Acaba de comenzar nuestra primera ruta, en esta ocasión con mucho menos frío que dos años atrás y sin viento. Una compañera toma una instantánea de la columna senderista recién salida del hotel, nos queda una larga jornada por delante.


Hacemos el primer alto para almorzar, desde este punto se divisa ya la cumbre del Maigmó, aprovechamos para reponer fuerzas, a lo lejos se divisa algún compañero que no tiene paciencia para esperar a subir esa bonita cuesta.


Este primer tramo de cuestas se hace interminable, la belleza del entorno compensa con creces el esfuerzo, cuando estuve por primera vez en febrero de 2.009 me pareció el sendero más bonito del mundo... comprensible ya que todavía no había estado en el Pirineo :-). He realizado ya con el grupo varios viajes a la provincia vecina de Alicante y tengo que decir que todavía no he sufrido decepción alguna, pareciera que allí solo hay sol, playas y bonitas localidades costeras... pues no, si tengo que elegir me quedo con el interior, cuestión de gustos supongo.



Y aquí el impresionante, acojonante más bien cuando se ve por primera vez, collado de L' Exau, parecemos hormiguitas entre elefantes, doy fe que al natural impresiona mucho más. Todavía recuerdo esas cuestas empinadas que me hacían preguntarme si en verdad podíamos llamarnos "grupo senderista".



Esta de aquí está tomada desde el mismo sitio pero vuelto hacia atrás... mis valientes compañeros se las ven con un paso "complicadillo", Pepe Tomás levanta los brazos, Toñi ha superado ya la prueba y Clemente en primer plano ataviado con su gorro rojo del Atlético de Madrid observa la escena.



¡ Por fin !, posando en la cumbre del Maigmó, dos años atrás no tuve valor para acercarme a la misma debido al fuerte viento que amenazaba con lanzarnos al abismo, había que dar un paso en el aire para llegar... pero tras tanto esfuerzo valía la pena hacerse la foto, si hace unos cuantos años me llegan a decir que me haría fotos en cumbres de montaña... bueno. Comentar que la ascensión a esa montaña es una de las más esforzadas del calendario senderista, una subida que no parece tener fin y que te termina dejando KO., que no os engañe mi cara y mi pose de "esto está chupao" ;-).



Si la ruta del sábado era larga y esforzada eso no es nada para lo que nos espera a los valientes que hacen la del domingo completa, cuando salimos del hotel a primera hora y atravesamos la campiña nada hace presagiar el día tan "completito" que vamos a tener. Una constante durante todo el año ha sido el buen tiempo... ni frío casi, ni lluvia, ni viento... vamos al menos en las rutas que he tenido la suerte de hacer, ¡que diferencia con otros años!.



La silla del Cid en todo su esplendor, así son las montañas alicantinas, poca altitud media pero muy abruptas, parecen haber sido diseñadas ex profeso para el barranquismo y la escalada... el habitualmente azul y luminoso cielo del Mediterráneo les confiere una particular belleza.



Primera ascensión del día, para algunos la última de este viaje, en el primer plano aparece Jani, nuestra compañera de la República Checa que volvió este año a visitarnos, en septiembre algunos compañeros del grupo le devolvieron esta visita de cortesía viajando a su tierra, esta semana que pasó con nosotros volvió a ser la de siempre... tan callada, con su pañuelo azul recogiendole el pelo y esos pimientos crudos que suele llevar en su mochila para comerlos a la hora del almuerzo ante la mirada estupefacta de más de uno :-), sin duda fue una agradable sorpresa volver a verla en este viaje.



Y llegó la hora de la verdad, el grupo se escindió y la mayoría al igual que la otra vez optó por volver al hotel, que ya estaba bien de ruta... unos cuantos incombustibles procedimos a realizar esos últimos cinco o seis kilómetros casi todos por encima de una cresta rocosa llamada "Sierra del Fraile", esta vez sin viento. Fué algo más soso que la vez anterior pero en contrapartida la verdad es que la ruta se disfrutó más.


Y llegamos al final, tras un interminable "cresteo" y un sube y baja que agotaba la paciencia de más de uno, es una ruta de las "matadoras" porque la parte más esforzada es justamente la última cuando llevas ya cansancio acumulado de una buena cantidad de kilómetros en dos días, pero vale la pena. Aquí ando tumbado panza arriba mientras Lucía posa apoyada en el vértice Geodésico, de nuevo me tumbé al llegar y al igual que dos años antes juro que noté las piedras "blanditas" tras el esfuerzo.


En definitiva un viaje sin demasiada historia y sin el reto que constituyó en la ocasión anterior, pero que disfruté de principio a fin aunque bajo un estado de forma un poco lamentable tras las navidades y que se prolongaría demasiado.


8 de Octubre - La Almudayna.

Tras el verano tocaba ponerse otra vez en forma, el fantástico viaje al Pirineo Navarro me sirvió para no abandonar del todo estas actividades, fue precedido por unas cuantas rutas senderistas nocturnas... pero tras el mismo tocaba descansar de forma mas o menos obligada. Hacía años que conocía la prueba de La Almudayna aunque nunca había pensado participar... al final este año me decidí, eso impidió que participara en un fin de semana senderista en Riopar, pero la palabra dada a una compañera del grupo para mí valía más de modo que me embarqué en la segunda prueba deportiva organizada en la que participo tras mi paso por la Vuelta al Mar Menor del año anterior.

Fueron 21 kilómetros y 1.250 metros de desnivel acumulado, ningún record es verdad, pero más que suficientes para poner a prueba mis piernas y mis ganas de "campo", no hice un tiempo bueno pero tampoco lo pretendía. Una organización diferente me hubiera permitido disfrutar más de la prueba, fue una verdadera lata tener que andar constantemente cediendo el paso a la gente que participaba en la carrera y sobre todo a las bicis de montaña ¿cuando se darán cuenta los organizadores que corredores y ciclistas no somos compatibles?.

Esta es la foto oficial donde aparezco, era la cuesta del "Derramadero", inconfundible por el adorno de una serie de banderas de distintas comunidades autónomas con las que la decoran año tras año, doy fe que la cuesta era más inclinada de lo que aparece aquí ... ¿os habeis fijado que hay un ciclista a pie? ... a ver quien era el guapo que subía pedaleando, uno de ellos me dijo "te cambio mi bici por mis bastones, eso sí , cuando termine la cuesta volvemos a cambiar"... "lo siento pero no hay trato" :-).



Y bueno, al final pude lucir el cacho medallón, que uso como posavasos, y lucir la camiseta que me acredita oficialmente como "centurión". Quien quiera otra ya sabe lo que tiene que hacer, en octubre del año que viene celebrarán la séptima edición... :-).


Travesía por Bogarra, Ayna y Liétor - 22 y 23 de Octubre.


Las travesías tienen un encanto especial, ya había participado en una, o en tres si sumamos las dos incursiones a Sierra Nevada de junio de 2.008 y 2.009, y me había quedado bastante buen recuerdo. Suponen un reto adicional por el hecho de tener que caminar cargado con todo lo que uno necesita para dos días. En el otoño de 2.010 participé en una por la costa murciana que si bien me gustó como experiencia al final me dejó un regusto un poco "agridulce" porque me dije al finalizarla que podía haber organizado mejor mi mochila, que había cargado con peso de más. Prueba de ello fueron los frecuentes dolores de espalda al completar varias horas de marcha. Por ese motivo me dije que en esta ocasión sería distinto y me dispuse a organizar mejor el equipaje que portaría a la chepa durante dos días.

El autobús liberó a la manada en la localidad albaceteña de Bogarra... allí muy animados y con la moral tan alta como siempre comenzamos nuestra andadura, además con la emoción que da saber que todo cuanto posees durante un tiempo es lo que llevas encima, que todo cuanto necesitas lo tienes que buscar ahí... es una pequeña sensación de libertad que se añade a la sensación tan conocida que proporciona comenzar un nuevo viaje.

Tras atravesar el pueblo de Bogarra y aprovechar para aprovisionarnos de fruta en el mercado aparte de tomar un almuerzo nos internamos en los campos y nos perdimos en la campiña, en ese campo tan bonito que inunda las Sierras del Segura y Alcaráz tan alejado del típico paisaje de La Mancha que uno ve desde la carretera de Madrid, si me gusta tanto la provincia de Albacete es por esta comarca, limítrofe con nuestra región y que tiene tanto por descubrir.


El grupo pasa junto a un maizal y un bosque de álamos... teñidos ya por el color del otoño.



Aquí el grupo atraviesa una aldea, allí hicimos una parada para descansar... tuvimos la fortuna de coincidir con la repartidora de pan, aquella señora hizo su particular "agosto" aquel día... recuerdo todavía el tremendo "pan de aceite" que Raúl le compró, y mi bolsa de dulces que luego compartiría con los compañeros, una especie de empanadillas rellenas de cabello de angel.



Aquí atravesamos una zona boscosa en plena explotación maderera, poco a poco el sendero fue cogiendo desnivel, había que ascender hasta un collado para dejarnos caer en la siguiente población.



Más aldeas abandonadas, más árboles teñidos de amarillo y ocre, en Murcia tienes que irte a la comarca del Noroeste para ver imágenes como esta.



Ni aquel día ni al siguiente hicimos unas rutas realmente espectaculares, sin embargo tuvieron sus "momento foto", especialmente la aproximación a este pueblo enclavado en las orillas del río Mundo.



Allí tomaríamos una cervecita haciendo un pequeño alto en el camino, a partir de ese momento no abandonaríamos más el cauce del afluente del Segura y aunque el sendero se tornó complicado en ocasiones debido al mal estado del terreno la verdad es que ya la cosa fue coser y cantar.



Esta es una de las vistas que dejamos atrás tras cruzar el pueblo, el paisaje ha abandonado ya definitivamente su monotonía y nos obsequia con una serie de formaciones rocosas bastante curiosas, estas serían el objetivo favorito de nuestras cámaras a partir de entonces.


Y llegamos a Ayna, recuerdo todavía esas interminables escaleras que nos ofrecían la bienvenida al pueblo, los carteles conmemorando el rodaje de aquella pelicula, fráncamente olvidable en mi opinión ;-), de José Luis Cuerda, el hotel Felipe II con aquella piscina climatizada que no llegué a ver, los alojamientos de escándalo que nos tocó "sufrir" a los que nos alojábamos en casas rurales... Ayna sin duda es un pueblo muy bonito que merece la pena visitar.

Aquí podemos verlo ya en la ruta del domingo cuando enfilamos nuestros pasos hacia Lietor. La estancia allí me supo a poco, afortunadamente el Grupo Senderista volverá a la zona a finales de enero de 2.012, posiblemente me encuentre escribiendo sobre él antes de lo previsto.



La ruta hacia Lietor fué de lo más tranquila, cargados con nuestras mochilas, que ya acusaban un peso más ligero, cuesta arriba, cuesta hacia abajo y siempre siguiendo el cauce del río Mundo nos fuimos acercando perezosamente hacia nuestro destino, la suavidad de la ruta estaba más que compensada por la belleza de los paisajes... aquí unas compañeras toman instantáneas de unas formaciones rocosas. ¿Quien tendría prisa por terminar una ruta como esta?... yo no :-).



Ya casi hemos terminado, una paradita para reagrupar al grupo que andaba muy disperso justo antes de emprender la subida hasta el pueblo, al igual que en Ayna nos esperaban unas cuantas cuestas y escaleras antes de patear las empedradas calles de Lietor.



Y al final un más que merecido descanso... entre la bebida que pedimos y lo que llevábamos en las mochilas nos dimos un buen festín. Un fin de semana sin pena ni gloria, con poco que contar pero con mucho que disfrutar. Buen ambiente entre compañeros y esa sensación que siempre me embarga de estar en el mejor lugar del mundo con la mejor gente haciendo aquello que siempre he querido hacer ¿acaso se puede pedir más?.




Sierra de Mariola - 26 y 27 de noviembre.


De nuevo a la vecina provincia de Alicante, aunque en esta ocasión a un lugar desconocido para mí, la Sierra de Mariola, con la sana intención de hacer cumbre en uno de sus montes emblemáticos, el Montcabrer. Nos pusimos en marcha el viernes 25 por la tarde, era ya noche cerrada cuando llegamos a Agres, un pueblecito pequeño y perdido en las faldas de esa sierra. No hubo salidas nocturnas ni celebraciones de ningún tipo... dejamos la marcha para el día siguiente, imaginad un sitio con dos bares y uno de ellos cerrado por vacaciones :-), además con una temperatura bastante más baja de la que disfrutábamos en nuestra Murcia.


Aquí comenzábamos la ruta, rumbo a un convento situado en las alturas y con el Montcabrer como objetivo, pronto íbamos a entrar en calor en aquella fría mañana.



Vistas del paisaje circundante, estábamos ya con el Montcabrer a la vista durante un descanso para almorzar, pocas nubes pero abundante neblina que estropeaba un poco las fotos.



Poco a poco van llegando el resto de los compañeros al punto de reunión junto a una caseta forestal, las cámaras no tuvieron reposo en aquella soleada mañana, en verdad que las vistas eran magníficas... y aún tendrían que mejorar conforme fuésemos ganando altura.



Un pequeño desvío en nuestro camino a la cima, el monumento emblemático de Agres, un pozo de nieve con una bóveda, de la que solo se conservan ya los arcos, todavía en pie. Por desgracia lo encontramos en plena restauración y había cemento, machos y andamios por todos lados, en la foto se puede apreciar el encofrado con el que van a volver a modelar la forma de la cúspide... esta es la única foto que pude hacer sin todos esos feos aparejos de construcción.



El camino comenzaba a ascender de forma lenta pero constante, recuerdo que en la aproximación a la cumbre aquello no parecía terminar nunca ni tampoco arrancarse a subir... me decía "luego vendrán todas las cuestas de golpe" ... y bueno, casi que así fue.






Aquí teneis una fotografía con nuestro compañero Angel Maestre junto a unos bonitos caballos, la valla parece excesivamente liviana para contener a estos animales... pero la verdad es que tenía "truco" y estaba electrificada, pasé de hacer la prueba para comprobar el voltaje de la misma :-).



Aquí podeis ver a la columna senderista tras superar el collado, había sido una subida bastante esforzada... aunque en mi caso pude hacer parte corriendo, aquel fin de semana en la Sierra de Mariola sin saber porqué me encontraba pletórico de fuerzas sin la más mínima molestia en mis rodillas, vamos hecho un auténtico animal... ya hacía tiempo que no correteaba cuesta arriba y cuesta abajo de aquella manera con tantas ganas sin pasarlas luego canutas.



Cumbre del Montcabrer por fin... de nuevo una ruta en Alicante me volvía a sorprender. El camino a la cima se recorta nítidamente en la cuerda de la sierra, el descenso y la vuelta a la casa forestal lo haríamos luego por otra ruta.



De aquella segunda noche poco hay que contar, el rato que pasamos en el bar donde pude degustar el licor de hierbas de la tierra... tan seco que no me lo pude terminar de beber, y sobre todo la opípara cena que sobrepasó todas nuestras expectativas, creo que de todas las cenas y comidas que hemos tenido en los viajes aquella fue el no va más, parecíamos que estábamos en una boda, tampoco habíamos caminado tanto :-).


Esta fotografía ya es de la ruta del domingo, por los campos primero, y luego atravesando monte bajo la niebla y posteriormente bajo la lluvia. Una diferencia enorme con el despejado y soleado día anterior, en verdad que no parecía que estuviésemos en el mismo lugar.



Una gruta que pensábamos visitar como añadido a la ruta terminó convirtiéndose en nuestro refugio a la hora de la comida, para mí fue un regalo que convirtió el reportaje fotográfico de aquel día en algo especial. Nunca antes había realizado fotografías en un lugar como este, eso me permitió realizar tomas tan curiosas como esta... el grupo surgiendo como un desfile de fantasmas de entre la niebla.



O esta otra, una de mis favoritas no solo de aquel día sino de todo el año... un humilde charco y una simple gotera que desde el techo de la cueva se derrama sobre el mismo y me permitió captar el momento en que se forman ondas en su superficie. Todo un "momento Zen" que para mí compensó todo aquel húmedo paseo, el único de este tipo que he realizado este año.



La ruta culminó con una animada marcha hasta Agres, la lluvia había empañado la ruta y nos había privado de disfrutar de las bonitas vistas que a buen seguro hubiésemos tenido en los lugares más elevados pero por otro lado también tuvo su encanto y me hizo recordar el porqué uno sale siempre con el chubasquero en la mochila :-).


Sierra de Huétor - Granada - 17-18 de diciembre.


El calendario de actividades del Grupo Senderista nos deparaba una última ruta antes de terminar el año, regresábamos a la Sierra de Huétor en Granada, de nuevo al lugar donde estuvimos dos años antes y del que nos quedó como principal recuerdo aquella tremenda nevada y aquella excepcional barbacoa a varios grados bajo cero... todo ello ya comentado en este blog con todo lujo de detalles. La proximidad del fin del año nos hacía pensar que podíamos repetir la experiencia de nieve... pero al final que resultó que no. De la misma forma que en Xorret del Catí no sopló ni una ligera brisa en Huétor y Víznar donde de nuevo estuvimos alojados no cayó ni un mísero copo de nieve, vamos ni charcos con hielo llegamos a ver. De ahí que suela merecer la pena volver a sitios donde uno lo pasó bien tiempo atrás... nunca es igual. Si tuviera que comparar ambos viajes me quedaría con el de hace dos años sin duda, lo cual no significa que lo pasara mal en este... realmente en cuanto al "elemento humano" se refiere el viaje a la provincia de Granada ha sido en lo que a mí respecta el mejor del año, bueno casi, a un par de pasos del viaje al Pirineo Navarro, pero claro aquel fue un viaje de una semana y no puede, o debería, ser lo mismo.

Aunque pequeño también Víznar no es Agres y afortunadamente pudimos disfrutar de un local como Dios manda a la hora de tomarnos unas cervecitas y el buen tapeo que suele proporcionar Granada. De todos los albergues en los que he estado el más grande con diferencia es este de Víznar, varios salones con capacidad para muchas personas... eso proporciona mucho juego a la hora de organizar fiestas aunque aquella primera noche fuimos de lo más comedidos y creo que la mayoría se fue pronto al catre... de hecho estuve a punto de ni salir siquiera, pero el ver a varios compañeros animarse me hizo remolonear durante bastante rato antes de descansar. Ya habría espacio y lugar para divertirse de sobra al día siguiente.


En esta foto se puede ver al grupo subiendo rumbo al collado del que parte el camino para alcanzar el punto más alto, la cruz de Víznar, era un día soleado y despejado que invitaba a contemplar el paisaje. No hubo nieve pero en compensación tuvimos unas vistas preciosas de Sierra Nevada, hace dos años apenas tuvimos un par de horas para vislumbrar sus cumbres y este mes de diciembre aquello parecía un escaparate con todas las cumbres nevadas, resplandecientes bajo el sol y bien visibles.



Aquí teneis Sierra Nevada en todo su esplendor... una compañera comentó que la franja luminosa era hielo, no lo creo, es demasiado regular, se trataba únicamente de la iluminación de los rayos del sol que se filtraban a través de un claro en las nubes. Creo que ese pico que sobresale es el Picón de Jeréz, el "3.000" más alejado de la Sierra. Aquel día aprendí además que La Alcazaba no era tal y como yo creía la segunda cumbre en altitud sino la tercera... un chasco para mí porque creía haber hecho el primero y segundo cuando solo he ascendido al primero y tercero... bueno, próximo objetivo para este invierno, o primavera, "El Veleta" :-).



Aquí se puede apreciar el exceso de equipamiento invernal que llevábamos encima, lució un sol de justicia que nos hizo quitarnos y ponernos ropa constántemente para no enfriarnos. El grupo descansa en el collado tras la excursión a la cruz.



De nuevo en marcha.



Tras la visita a la cueva del agua y el "arboretum" tocó parada y fonda en el restaurante donde dos años atrás nos refugiamos de la nieve. Lo mejor las "tapitas" con cerveza, medio plato de comida realmente, por menos de dos euros... disfruté de aquellas migas y aquellos callos picantones bien arrimado a la chimenea. En la foto se puede ver el salón principal y al grupo enfrascado en cánticos navideños... armamos una buena y pronto tuvimos que continuar el recital en la terraza.



Y de vuelta a Víznar, aunque sin prisas, aquí tenemos al grupo disfrutando de las imponentes vistas de Sierra Nevada en un mirador, dos años atrás nos topamos con un muro blanco que no dejaba ver veinte metros más allá... al menos este año pudimos recrearnos con las vistas de aquellos montes nevados aunque lo más parecido que pisamos fue la escarcha al día siguiente :-).



Nueva visita a las trincheras de la Guerra Civil que hay en Cerro Maullo, aunque esta vez de forma pacífica, sin recrear viejos enfrentamientos a base de encarnizadas batallas de bolas de nieve... por mi parte no lo eché de menos ;-). Aquí me teneis ensayando una de mis posturitas de pose junto a Hortensia a la que conseguí convencer para que estirase un poco la pierna para mejorar el conjunto :-).



Tras correr un tupido velo sobre la fiesta nocturna de aquel día... ejem ejem, aquí tenemos de nuevo al grupo en marcha, saliendo de Víznar. No hubo barbacoa aquel día pero en cambio lo compensamos de sobra con una marcha hacia Granada con la sana intención de verificar por nuestra cuenta si es verdad eso que cuentan sobre el "tapeo" en aquella ciudad ;-). Como el día se organizaba en plan turístico e informal muchos marchamos con lo justo, en mi caso solo una bolsa de viaje con una botella de agua... ya me aprovisionaría a base de bien en Granada.



El pueblo de Víznar quedó pronto atrás formando una vista de postal, podeis comprobar que no hay ni rastro de nubes en el cielo.



Poco que contar del paseo matutino, arcenes de carreteras, algún camino de tierra, poblaciones... Granada se acercaba paso a paso, tras una incursión por unos montes la ciudad quedó pronto a la vista con la Alhambra y el barrio del Sacromonte a nuestro alcance.



En nuestra incursión por el barrio del Albaicín nos topamos con el bar que regentaba una amiga de Hortensia, allí mismo nos quedamos unos cuantos compañeros ¿para que dar más vueltas?, allí disfrutamos de una buena cantidad de cañas + el tapeo típico de la zona, fue un lugar tocado por la suerte porque en su puerta me encontré con una antigua compañera del senderismo que ya no pensaba volver a ver, Carly Parelius volvió a aparecer tras su regreso a España desde su Chigago natal, y lo hizo precisamente en Granada, y aquel día y en aquel lugar... ¿como se titulaba aquella pelicula de Manolo Escobar ? ... "Todo es posible en Granada", pues doy fe que aquel día así fue ;-). La última vez que la ví fue en la cumbre del Mulhacén en junio de 2.008 dos años y medio atrás, que casualidad también en Granada... aquel encuentro está por supuesto también relatado en este blog, bufff, cada vez esto se está volviendo más y más "autoreferente" :-).



Bueno, hasta aquí hemos llegado, ha sido divertido escribir este artículo resúmen de un año de senderismo y espero tener mucho "trabajo" este año que viene y mucho material para incluir en este blog, que Vdes. lo vean conmigo y que pronto volvamos a encontrarnos por "esos caminicos" como siempre.

FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO 2.012


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